Por Juan Manuel Riesgo (Universidad Rey Juan Carlos).
El día 30 de julio se conmemora la fiesta del trono de Marruecos y estos días en una popular serie televisiva (El secreto de puente viejo) se relata el destierro a la isla de Fuerteventura de un escritor y periodista por criticar con crudeza las decisiones políticas que llevaron a la desaparición de un joven de su pueblo en la heroica resistencia de la posición de “Igueriben” y la confusa retirada de Annual, tras las dudas del general Silvestre y la valiente muerte de los coroneles Manella y Morales. Estos hechos tuvieron lugar en la segunda quincena de julio y en los primeros diez días de agosto de 1921.
Cuando participamos en la Casa Árabe de Madrid en la presentación de la serie El tiempo entre costuras, en una lectura continuada del libro del mismo título, el entonces fiscal, crítico de cine y antiguo compañero de facultad, Eduardo Torres-Dulce, me habló de un libro excepcional sobre el Marruecos de la Guerra del Rif y el actual: Doce balas de cañón (Algaida, 2012), de Rafael Martínez Simancas. Días más tarde Antonio Carrasco, experto en la novelística sobre el Norte de África y miembro de la AEA, volvió a elogiarme ese libro.
En él, Rafael Martínez Simancas narra dos historias paralelas con gran fidelidad histórica. La primera es la del comandante Julio Benítez, jefe de Igueriben, una colina débilmente fortificada, próxima a Annual, donde resiste hasta el final las tropas españolas. Reprocha al general Silvestre en un telegrama: “Después de cinco días de asedio, de haberse bebido el pis entre ellos, de haber tenido que tirar a los muertos por la cuneta porque no tenían manera de enterrarlos, y de ser el mes de julio más caluroso del siglo XX, el mando autorizaba capitular”. Su último mensaje es: “Los de Igueriben no se rinden. Tengo doce disparos de cañón. Cuéntenlos y, cuando oigan el último, hagan fuego sobre nosotros, pues estaremos revueltos con los moros”. La otra historia es la de Arturo Rodríguez, veterano y mujeriego actor con joven pareja, elegido para interpretar a Benítez en el cine. Viaja al norte de Marruecos para ambientarse y allí le ocurren hechos sorprendentes.
Cuando conocí a Rafael, le dije que ese papel lo harían muy bien Carlos Larrañaga o Arturo Fernández y me contestó que lo tenía pensado para José Sancho. Y leyendo el libro, tiene bastante razón. El 23 de octubre de 2012 la AEA organizó en el Colegio Mayor África una mesa redonda sobre Doce balas de cañón, con el propio Martínez Simancas, Antonio Carrasco y yo mismo, moderados por el editor y el presidente del Pen Club, Basilio Rguez. Cañada. La Ciudad Universitaria se volcó y fue el mayor lleno en los últimos cuatro años.
Rafael Martínez Simancas (Rute, Córdoba, 1961) fue un periodista total, muy culto, con gran sentido del humor (su email era “la avutarda”) y dotado de gran habilidad para encontrar la noticia y desarrollarla. Uno de sus últimos artículos fue describiendo con humor “el aterrizaje violento” de un coche en la escalera de acceso a la estación de metro de Rubén Darío. Escribió una biografía de julio Anguita (Corazón rojo). Trabajó en la SER, en el mítico “Un día en la radio” de Javier González Ferrari, en Radio Cadena Española, Radio Nacional, COPE, Onda Cero y Punto Radio, haciendo “Protagonistas”. Fue director de Qué. Escribió como nadie sobre la guerra de Marruecos. Generoso con todos los periodistas, decía como Vicente Ferrer: “Lo que no se da, se pierde”.
Murió como su héroe favorito, Julio Benítez, en un mes de julio el de 2014 de un linfoma.
Saber más:
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» «¿Quién fue el comandante Benítez?»
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lunes, 25 de agosto de 2014
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