- Hora: 18.30 h
- Lugar: Aula 015 - Facultad de Letras de la EHU-UPV
- Pº de la Universidad, 5, Vitoria-GasteizVitoria-Gateiz
Se trata asimismo de reconocer y rehabilitar esta decisiva participación, frecuentemente inadvertida, de los pueblos africanos y afrodescendientes en la construcción de las identidades culturales de las naciones iberoamericanas que, además, en algunas de sus manifestaciones tienen su proyección en la llamada globalización. Con ello también se pretende tratar de neutralizar los estereotipos y prejuicios que aún prevalecen debido al estigma de la esclavitud y a la negación o ignorancia de la africanía, lo que genera no pocas actitudes discriminatorias y racistas. La esclavitud, institución y práctica que constituyó una etapa en la historia de la humanidad, alcanza en la trata transatlántica y la esclavitud africana en las Américas, dimensiones desconocidas en un período de casi cuatro siglos (XVI-XIX) siendo el origen de esta importante aportación subsahariana. Sin incluir la africanía resultaría imposible entender correctamente la historia y la realidad sociocultural de los países iberoamericanos.
Estos millones de africanas y africanos fueron forzados, en circunstancias dramáticas, a abandonar sus hogares, sus familias, sus bienes, y a emprender una larga y sobrecogedora travesía transatlántica hacinados en barcos, donde una parte de ellos perecería, para convertirse al pisar tierra americana, en esclavos destinados a los trabajos más duros en condiciones muchas veces despiadadas, con la finalidad de generar riqueza para otros y hacer posible los proyectos coloniales. En otras palabras, el sufrimiento de millones de africanos y afrodescendientes en el Nuevo Mundo sustentó con su trabajo forzado la eclosión y consolidación de los imperios europeos, aportó importante elementos culturales en ese encuentro asimétrico de pueblos y civilizaciones que tuvo lugar en el continente americano, y fue uno de los vértices del proceso de mundialización que tenemos en nuestros días. Las secuelas de la trata incluyen la destrucción de familias, la desarticulación de sociedades, la desestructuración de sistemas políticos y de economías en muchos pueblos al sur del Sahara, lo que constituirá una gran rémora para África en los siglos venideros. No hay que olvidar que uno de los mitos de la esclavitud y de la colonización fue el de llevar a cabo una misión civilizadora en pueblos que supuestamente carecían de ella, lo cual se debió al hecho de que los países hegemónicos de Europa debían legitimar sus acciones, negando la existencia de los pueblos que fueron víctimas de estas dos prácticas, a lo cual frecuentemente se añadiría la ignorancia y los prejuicios de quienes las llevaron a cabo.
A pesar de su adversa situación, la población africana y afrodescendiente en las Américas dio su trabajo y generosamente contribuyó en la formación de las culturas iberoamericanas en diversos campos (lengua, literatura, religión, artes plásticas, música, tradiciones orales, medicina popular, gastronomía, etc.), transmitiendo los ideales libertarios y de resistencia con sus levantamientos y la creación de territorios libres –verdaderos entes políticos- como fueron los palenques, cumbes o quilombos, engrosando posteriormente las filas de los ejércitos libertadores que conducirían a la independencia. Por otra parte, cabe citar los casos de algunos africanos y afrodescendientes que llegaron como hombres libres a Iberoamérica, dándose el caso de conquistadores (como Juan Garrido y Ñuflo de Olano o Estebanico) y soldados o grupos que fueron acogidos en territorios coloniales o el de aquellos que consiguieron la libertad utilizando los resquicios legales para formar parte de la población libre de color que sería la mayoritaria de origen africano en las colonias españolas, a partir del siglo XVIII.
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